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Animación 3D de ecosondas científicas

Mediante el uso de diferentes frecuencias de sonido a bordo de buques oceanográficos, los investigadores son capaces de cartografiar el fondo marino o estimar la abundancia de los recursos marinos y estudiar su comportamiento. Se trata de un método no selectivo y no intrusivo que puede proporcionar una información muy valiosa.

Las técnicas de evaluación acústica se basan en la utilización del sonido para detectar u observar objetos y organismos situados en la columna de agua, por lo que representan una herramienta fundamental en el estudio de poblaciones de especies marinas. El principal objetivo de estos métodos de evaluación es conocer el estado en que se encuentra un determinado stock y, desde hace décadas, se emplean para estimar la abundancia y distribución espacial de especies de pequeños pelágicos como la sardina, la anchoa y el jurel, entre otros.

Para llevar a cabo este tipo de estudios, se realizan campañas de investigación a bordo de barcos oceanográficos equipados con ecosondas científicas. Estos equipos emiten energía eléctrica que unos transductores, generalmente instalados en el casco del barco y en contacto con el agua, transforman en ondas sonoras y envían a través de la columna de agua. Estos mismos transductores reciben de vuelta los ecos de los objetos que se encuentran bajo el barco y los transforman de nuevo en energía eléctrica, proporcionando información acerca del tamaño, densidad y situación de los mismos. Los investigadores reciben unas imágenes en tiempo real de los objetos u organismos de la columna de agua, denominados ecogramas, unas representaciones en la pantalla o en el papel del eco recibido, ya sea de cardúmenes o bancos de peces, de capas de peces dispersos o incluso de plancton. Mediante el método denominado de ecointegración se obtiene la densidad media de los peces insonificados.

Fuente:  https://vimeo.com/57436293