Niñas de las comunidades de Puerto Roma y Santa Rosa.

El domingo 11 de julio de 2021 todo el equipo de investigadores biólogos liderado por el Instituto Público de Investigación de Acuicultura y Pesca (IPIAP), se unió a la asamblea mensual de la Asociación de cangrejeros 21 de mayo, de la comunidad de Puerto Roma, ubicada en los manglares del río Guayas.

La exposición de los avances de los resultados de esta investigación que se ha llevado a cabo desde el mes de enero estuvo acompañada de la música de Héctor Napolitano, con su tema “el cangrejo criminal” y la pintada de un mural sobre el manglar en el embarcadero de la comunidad.

Gracias al apoyo de la Cooperación Técnica Alemana – GIZ y el Instituto Nazca, el equipo de investigadores junto con los cangrejeros han desarrollado un laboratorio experimental en las comunidades de Puerto Roma y Santa Rosa, para conocer los parámetros de calidad de agua, suelo y del cangrejo.

“Tenemos buenas noticias porque todavía existen microorganismos en el agua que indican que el ambiente está sano” dijo Alba Calles, bióloga de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), que lidera este estudio y cuenta con el apoyo de la bióloga Mireya Pozo, de la Universidad de Guayaquil (UG) y María Peña, del IPIAP.

“Estamos a tiempo todavía,  pero hay que seguir cuidando el manglar para garantizar que el recurso cangrejo y las otras especies no se afecten por la contaminación” añadió la bióloga frente a los cangrejeros que se congregaron para participar del evento.

La mayoría del sector depende del recurso del cangrejo rojo para la alimentación y sustento económico y por este motivo se han implicado en el estudio como “biólogos de campo”, apoyando en la recolección de muestras  gracias a unos equipos desarrollados expresamente por el equipo de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la ESPOL, que lidera Aristóteles Amat.

Este estudio se desarrolla en el marco de un proyecto de investigación dirigido por el doctor Nikita Gaibor, del IPIAP, que refuerza la participación de la comunidad a través de talleres de intercambio de saberes ancestrales y científicos.

Los resultados de las investigaciones se van a presentar, al final de los estudios, a las autoridades competentes para que tomen decisiones acertadas para proteger el manglar y garantizar el bienestar de las comunidades que viven de sus recursos.